Mi Presidencia Constitucional


Pise mi amada tierra venezolana de nuevo el 9 de febrero del 58, y aun recuerdo ese discurso, el de la plaza Diego Ibarra, un discurso efusivo, sentido, en el que quería que a todos los oyentes les llegara el mensaje: la prioridad nacional debía ser la colaboración entre todos los venezolanos en la empresa para lograr la estabilización del régimen provisional presidido por Wolfang Larrazabal. Al llegar mi objetivo fue claro, debía reorganizar al partido, los de Acción Democrática aun eran una gran fuerza, pero muchas se quedaron en el exilio, se retiraron o murieron; debíamos repuntar y adaptarnos a las nuevas condiciones del país, teníamos que prepararnos para las elecciones de diciembre de ese año. El trabajo de hormiga dio frutos, no solo pude organizar al partido, sino que también fui electo nuevo presidente de la República, ahora con un partido unido y más fuerte, recuerdo claramente el resultado: Rómulo Betancourt obtiene la victoria con un 49,18% de los votos emitidos.

Mi gobierno no fue fácil, al contrario, transcurrió sorteando obstáculos, navegando entre duras realidades socioeconómicas y fuertes conflictos políticos nacionales e internacionales. A veces sentía que no iba a poder manejarlo, los repentinos brotes de violencia callejera y huelgas laborales y por supuesto los intentos de golpe como el carupanazo, el porteñazo, y el barcelonazo, además de enfrentar intentos de magnicidio presidencial. Una vez incluso sufrí un atentado terrorista brutal, el día 24 de junio de 1960, iba en el galante vehículo oficial rumbo al paseo de Los Ilustres con motivo de celebrarse el aniversario de la batalla de Carabobo, fue financiado y dirigido por el dictador Rafael Leonidas Trujillo de República Dominicana; también hubo altercados  ya que existía la guerrilla venezolana financiada por cuba, ya que su dirigente Fidel Castro  en el marco de su estrategia de exportación comunista quiso penetrar el pueblo venezolano. A esta situación se sumo la problemática que ocurría a nivel mundial de la Guerra Fría, que en la región latinoamericana alcanzó niveles altamente conflictivos por el enfrentamiento entre cuba y Estados Unidos