Mis ultimos años

Durante la presidencia de Raúl Leoni, me retiré de la vida política y pasé a residir en Berna, Suiza, permaneciendo casi inactivo para las elecciones de 1968 donde mi partido AD perdió por un fuerte margen, y llegó a la presidencia el candidato socialcristiano Rafael Caldera, lo cual no fue malo del todo, pues se consolido en mi país la alternabilidad de poder.

Para las elecciones de 1973, regresé a Venezuela y tomé las riendas de mi partido AD para lanzar como candidato a Carlos Andrés Pérez (CAP) en las elecciones presidenciales de ese año. En 1974 tomé posesión del curul como Senador Vitalicio ante el Congreso, derecho que me otorgaba la Constitución de la República de Venezuela de 1961.

Ante las nefastas políticas de Carlos Andrés Pérez y el fracaso de su partido en las elecciones de 1978, me volví a retirar de la vida pública en 1979, y empecé a viajar por el mundo recorriendo lugares maravillosos junto a mi amada segunda esposa, Reneé Hartmann.

El 23 de septiembre de 1981, asistí a un juego de béisbol en el Yankee Stadium, junto a mi amigo Luis Herreras Campins, estaba muy alegre y vivaz; pero el 28 de septiembre de 1981, tuve que asistir al Doctors Hospital de Nueva York, a consecuencia de una embolia cerebral que sufrí, ese día mi alma subio al cielo y mi ya inanimado cuerpo fué trasladado a Venezuela con todos los honores. Desde el cielo observe mi funeral, que fue una de las mayores manifestaciones de duelo público en la historia de mi amada Venezuela, ya que mi féretro fue cargado en hombros de simpatizantes desde el Centro de Caracas hasta el Cementerio del Este en La Guairita, ubicado a unos 10 km de distancia, tengo que confesarles fue un acto realmente bonito, muchas gracias.

Sobre mi muerte, el presidente norteamericano Ronald Reagan expresó:

..."Hablo en nombre de todos los americanos al expresar nuestra tristeza por la muerte de Rómulo Betancourt. Más que cualquier otra cosa, él fue un patriota venezolano; un amigo cercano y especial de los Estados Unidos. Durante los 50's, consideró a los Estados Unidos como un refugio mientras estaba en el exilio, y nos sentimos orgullosos de haberlo recibido. Nos sentimos honrados que este valiente, cuya vida la dedicó a los principios de libertad y justicia; un hombre que luchó contra dictadores de izquierda y derecha; pasó los últimos días de su vida en nuestras playas. Nos unimos al pueblo venezolano y a aquéllos que aman la libertad alrededor del mundo, al luto por su muerte"... Tales palabras me hicieron sentir orgulloso.